domingo, 16 de agosto de 2009

Me robó un trava!!!

Nueva salideta con los sospechosos de siempre: Juan y Marce.

Mismo antro espirituoso: Sonoman.

Horario habitual de fin de semana: sábado 5:00 am.

Bebida no tan habitual de fin de semana en mano: gin tonic, cerveza y speed con vodka.

Tres tristes tigres, tres...

6:00 am: Juan tambaleaba; Marce y yo charlábamos amistosamente y Juan desaparecía de nuestra visión panorámica de forma misteriosa.

6:05 am: Marcelo recibía un mensaje de texto a su celular. Era de Juan: "Me fui. Necesito caminar para que me baje el alcohol". Respuesta de Marce: "Pelé volvé, no te hagas la histérica".

6:10 am: Pelé (Juan) volvía sacado: "¡Me quiso robar un trava!". Con Marce en principio entendimos cualquier cosa, un poco porque Juan no modulaba y otro poco porque nuestras neuronas no hacían sinapsis. Cuando al fin entendimos, intentamos vocalizar un alcohólico: "Ehhh????". Para luego, más vivazmente, poder preguntar: "¿CÓMO?¿Cuándo? Si te fuiste hace diez minutos!".

Juan: "Recién!!! Estaba caminando para tomar aire y bajó un trava de un taxi, se me acercó levantándose la remera, me mostró todas las tetas hechas mientras me decía libidinosamente 'vení papito, tocame toda', me abrazó, me agarró por detrás, me apoyó su bulto en mi culo y cuando hice un movimiento para zafarme me dí cuenta que me faltaba la billetera. ¡Me había metido la mano en el bolsillo y me había manoteado a velocidad luz! Le dije 'salí de acá hijo de puta, te voy a matar. Devolveme ya la billetera!" Y el guacho/a sacaba el culito y me decía: 'nada que ver, mirá, revisame toda'. Así que la palpé, imagínate, me quería matar, las personas que estaban mirando la secuencia en la calle y yo palpando a un puto... qué bizarro, por Dios!! En eso veo la billetera tirada en el piso '¡ahí está, vos la tiraste HDP!', 'nada que ver, nada que ver, naaada que... ', y huyó hacia el taxi".

En fin, lo mejor de la noche había ocurrido. En mi opinión, existen dos tipos de personas: las que a lo largo de su vida apenas suman un precario puñado de anécdotas, y las que le suceden las cosas más insólitas a cada momento, como si fueran los protagonistas de alguna película cómica o dramática y fueran vistos por algún extraterrestre desde el cielo.

Obviamente, comenzamos a elucubrar acerca de lo vivido y el torrente de gastadas no tardó en llegar: "pero cómo llegó hasta vos el trava? Se dijo: 'Mirá el ebrio éste que viene caminando en zig zag la pinta de gay que tiene".

Marce: "Lógicamente esta arreglado con el tachero, le roban a un boludo y se dividen el botín. Y sí, obvio, su radar ayuda, los travas detectan a quién le guste la pija a distancia".

La última gastada fue la conclusión más acertada de la noche teniendo en cuenta nuestro estado a esas altas horas de la madrugada: "Bueno Juan, perooo...se te fue el pedo o no??"

6:35 am: Juan nos miraba entre sonrisitas y exaltación, evidentemente no salía del asombro: "Sí, yo salí anestesiado de etílico y en medio segundo el trava me quitó toda la borrachera de un saque. Quedé de lujo, estoy re careta".

Listo: objetivo cumplido. Bizarro y feliz.