miércoles, 9 de septiembre de 2009

Manicomio itinerante

Al volver a casa una noche oscura de lunes escuché un diálogo muy poco común (aunque me resultase familiar debido a los millones de thrillers psicológicos que he visto a lo largo de mi vida). Levanté la vista para contemplar quién expresaba tanta angustia en palabras. Ahí mismo, vi a una pareja caminar abrazada resguardándose del frío invernal. Ellos contaban unos cuarenta y tantos; vestían jean y camperas impermeables. Ella dejaba sus rulos sueltos y desordenados, mientras él la tomaba del brazo. Los vi pasar rápido, caminaban en dirección opuesta a mi y, por unos pocos segundos, logré escuchar el sonido de sus voces. Entonces, los acompañé con la mirada, me quedé quieta, me di vuelta, los vi pasar, quise seguir escuchando pero ya no lograba oír nada, las palabras se esfumaron y me sentí rara.

Ella decía colmada por el pánico: "me ataron, me golpearon, me violaron". Lloraba desesperada, lloraba al temblar. Su voz se ponía más aguda y quebradiza.

Él la llevaba fuerte del brazo, la interrumpía y en voz calma, muy calma y consoladora, la tranquilizaba: "nadie, nadie te ato, nadie te golpeó". Pero la voz de ella, ahora casi inaudible, le respondía entre cansada y enfurecida: " Sí, si que pasó, si que me ataron...".

Al rato, la pareja de espaldas, volvía a ser una figura recortando el fondo de las calles porteñas.

Yo no supe qué hacer. Podía buscar a algún policía y decir lo que había escuchado, decir que a esa mujer la estaban torturando, que ese hombre que la llevaba del brazo era un sádico psicópata y que el destino me puso ahí para que hiciese algo, que ella había hablado adrede para que yo escuchase e hiciese algo. No quería que ella fuese el próximo titular de Crónica y decir: "yo la vi, yo sabía y no hice nada".

Por otro lado, podía pensar lo más sensato y razonable: que la señora en cuestión estaba loca, que era mitómana o esquizofrénica, y que el pobre hombre a su lado la amaba profundamente y soportaba con dolor verla sufrir hundido en una triste impotencia.

Eran dos películas distintas: una era un drama europeo y la otra, el mejor suspenso yanqui. Sólo sé que me decidí por el drama, quizás para tranquilizarme un poco y poder seguir camino a casa. Así y todo, esa imagen cual película de hollywood -pero en vivo y en directo- me dejó muy movilizada. Si a esa mujer le había sucedido o no lo que contaba lo mismo daba, ella actuaba como si hubiese ocurrido, ella estaba tan segura de haber sido víctima de una vejación tal, que el miedo en sus palabras era cientos de veces más creíble que cualquier interpretación realizada por una actriz consagrada; es que la mujer en cuestión no estaba actuando, ella estaba convencida y sentía lo que estaba diciendo. Ella estaba siendo torturada por sus recuerdos, ya sean éstos reales o falsos.

Yo volví a casa y traté de eliminar los distintos flashes que invadían mis pensamientos con escenas violentas. Esa noche como tantas otras, mi hermana llegó sonriendo; venía del videoclub y agitaba una película con su mano. Yo no pude más que preguntar: ¿es de suspenso???

4 comentarios:

  1. en el mundo de las afirmaciones que no fueron ciertas hasta un técnico de fútbol puede desaparecer en un instante... qué sera de esas vidas esta noche de primavera, estarán en hollywood, estarán en cannes, nos deleitarán otra vez las locuras que la calle tiene latentes esperando que nosotros nos posemos en frente?

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  2. Jajajaja, esperemos que estén en Cannes, Cuculate!! ;)

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  3. oh, te estaba por decir de qé se trataba, pero sería ahogar la fantasía.. mejor no!

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