martes, 29 de diciembre de 2009

"Me limaron las ruedas"

“Los maravillosos años”, serie norteamericana de los años '80 y principios de los ‘90, nos muestra como su protagonista, Kevin Arnold, debe enfrentarse día a día a su adolescencia. Era un chico de clase media cuyas jornadas no terminaban siempre de la manera más feliz. Aquí se encontraba, creo, el punto más fascinante de la serie, en el que nos sentíamos identificados: Kevin sufría al igual que todos, se avergonzaba por cosas similares y sus padres no eran millonarios.

“Los maravillosos años”, revelaba el lado humano del personaje distanciándolo, por ejemplo, de los chicos perfectos de la serie Beverly Hills 90210, que se emitió varios años más tarde.

Por otro lado, llegó un momento en el cual yo -que adolecía en mi propia realidad-, me cansé de ver las pálidas de Kevin (ya tenía bastante con las mías) y dejé de verlo. Entonces podría decir, que en mi caso, el fuerte de la serie terminó siendo la fuente de su fracaso.

El otro día me sorprendí a mi misma pensando en esa serie y en cómo Kevin se avergonzaba del auto chatarra que tenía su padre. La familia de Kevin no era de esas que compraban un auto 0 km cada cinco años, las cosas se conseguían difícilmente y en el caso de ser logradas eran vistas como algo surrealista, glorioso.

Repasé un poco mi infancia y enseguida me sonreí al hallar mi “momento Kevin”.

Yo tenía nueve años e iba al club con mi familia todos los fines de semana. Allí practicaba patín artístico sobre ruedas ya hacía más o menos unos dos años. Con mi profesora de patín insistíamos siempre a mis padres (vanamente) para que se decidiesen a comprar las ruedas requeridas para este deporte. Las ruedas profesionales eran chiquitas y blancas, las había distintas para cada tipo de superficie. Luego, les seguía en calidad y precio las azules y por último, las negras. Las mías eran naranjas. Y de diámetro exagerado.

Mis viejos, demostrando poco tacto, me regalaron unos patines de bota estrafalaria, en colores azul y amarillo (y eso que yo soy de River). Ni por lejos se asemejaban a las hermosas botas de cuero blanco que tanto anhelaba.

Es de conocimiento popular lo sensible que son los chicos a esa tierna edad, cómo se alejan de todas las diferencias (así como lo crueles que pueden ser con ellas), y cómo intentan parecerse lo más posible a la manada.

Bueno, entonces entenderán cómo me sentía yo cuando veía llegar a mis compañeras de patín con sus botas blancas, cubre botas, ruedas híper-profesionales y sus porta-patines, esos bolsitos especiales que las hacían ver divinas con un patín colgando de cada lado del hombro.

Yo llevaba (escondiendo entre las piernas) un bolso viejo, rectangular, escocés, de manijas de cuero roto. Uno de esos bártulos añejísimos que fue hallado por casualidad en algún rincón de la casa. En fin, un verdadero desastre!

Un día no soporté más e increpé a mi padre: "estas ruedas no sirven para nada; yo necesito las blancas, esas chiquitas". Mi papá miró de arriba a abajo mis patines y, aunque convencido de que nada malo hubiese con ellos, se los llevó con la promesa de solucionar mi problema.

A las pocas horas volvió. El brillo en su sonrisa era una exclamación de victoria. Me dijo entre canchero y orgulloso: “Las querías más chicas…acá las tenés más chicas”. Me costó unos segundos comprender lo que había sucedido, pero pasado el shock inicial pude entender: las había limado!!!!

Lo noté tan contento con su trabajo de artesanía que, por piedad, me reprimí las ganas de gritarle: "pero vos sos loco, cómo me vas a limar las ruedas!".

Él estaba segurísimo que si uno patinaba bien, patinaba bien con cualquier cosa: "mirá a Vilas sino... él juega bien con la raqueta de madera, con la de grafito, juega bien con todas!".

Le respondí indignada: "pero papá, en los tiempos de Vilas la madera era lo mejorcito, todos jugaban con madera, porqué no le alcanzás una raqueta hecha de paja y alambre a ver cómo juega, eh, eh?!".

Cuál versión propia de "me cortaron las piernas" (Maradona, 1994) yo exclamaba: "me limaron las ruedas!".

No sólo seguía teniendo las ruedas anaranjadas con ese material que se adhería a la pista, sino que mi vergüenza alcanzó niveles exacerbados cuando tuve que llegar a clase con mi elemento deportivo "recortado" en casa: Kevin un poroto!

Un día, al fin, se rompió mi bota colorinche; con mi profesora nos abrazamos en un salto de alegría.

Era mi oportunidad. Había que conseguir las botas blancas.

Y así fue, me fui con mis padres hasta Carapachay (no sé porqué sólo se vendían ahí) y las compramos. Yo estaba feliz con mis botas nuevas.

Las ruedas no las conseguí nunca. Siguen limadas.


16 comentarios:

  1. Este texto, que ya lo había publicado anteriormente, lo estoy actualizando para que todos mis nuevos amiguitos virtuales me pueden dejar saber cuál ha sido su "momento Kevin". Estoy intrigada!

    ResponderEliminar
  2. Qué pedazo de "momento Kevin"!!! Yo tuve uno (tenés tiempo?):
    1º) en un campeonato de aeromodelismo, donde en época del proceso te mandaban a comprar el material a determinado negocio (se entiende, no?), en casa decidieron que no comprarían nada en ese lugar, y que mi avión sería de cartón. En la prueba, mi avión no voló ni un poquito.

    ResponderEliminar
  3. aaaaaajajajaj como marcan esas cosas!!! Aparte, de pendejos somos medio crueles y siempre estamos predispuestos a cargar al Kevin en cuestión, al margen de que todos lo somos en algún momento.
    En este momento es muy temprano y estoy tapada de trabajo, no es buena combinación, por lo cual no se me viene uno muy puntual (que obviamente debe haber), pero tengo asi como muchos "pequeños momentos kevin" relacionados, TODOS, con el uniforme del colegio. Yo alucinaba con los kickers diviiiinos tipo guillerminita, y no, siempre me compraban esos nauticos del orto. Ni hablar de la campera, yo quería la bordó divina toda entalladita de "Juvenilia", pero siempre me compraban alguna en mar del plata, durante el verano, 70 talles más grande, amorfa, con la que, con suerte, parecía el muñequito de michelin en miniatura.
    Terrible...

    Si no nos cruzamos antes por estos pagos, feliz año nuevo So!
    Besoooo

    ResponderEliminar
  4. HOLA, PASO TAL Y COMO ME LO PIDIO MI AMIGO.
    ESA SERIE, CLARO QUE LA RECUERDO !
    LE CUENTO, MI PADRE, UN GRAN LUCHADOR, ESTUVO TRABAJANDO DIA Y NOCHE PARA QUE YO TUVIERA EN MI BICICLETA EL ASIENTO BANANA, FUROR EN AQUELLA EPOCA, LO MEJOR DE TODO ES QUE LO HIZO SOLITO, SOLDANDO TODO Y FORRANDOLO EL MISMO EN CUERINA. CREO QUE ESE ES MI MOMENTO KKEVIN, COMO UD DICE.

    LE MANDO SALUDOS.

    AH CLARO, ESA SERIE LA VEIA TODAS LAS TARDES, Y JIMMY LA DETESTABA SUPONGO QUE SE PORQUE PERO ESO ME LO CALLO.

    ResponderEliminar
  5. Agustín!!

    Jajaja, qué garrón!!! Pobrecito! Y sí, como ya ha dicho alguien por este blog "nuestros padres son los culpables de nuestras verguenzas más vergonzosas y de todos nuestros traumas actuales".

    Un besote y gracias por pasar!

    ResponderEliminar
  6. Lol-it!!
    Jajaja, yo también pedía la camperita de jean super entalladita y me compraban una carpa de jean con corderito dentro muy amorfa!! Ni hablar que me ponían blusita con cuellito redondo hasta los...12 o 13 años!! Me quería matar!! Un día encaré a mi vieja: "Má, yo no quiero más esto, yo me quiero vestir a la moda!" Y se vino con un par de prenditas muy lindas, entre ellas un bobo fucsia muy fashion, y yo fui feliz!!

    ResponderEliminar
  7. Guardián!! Bienvenido!!

    Pero que "momento Kevin" más enternecedor!!! Un amor su padre!!! Sip, un auténtico momento Kevin! Espero haya podido disfrutar de su bici!

    Beso enorme y saludeme a jimmy!

    ResponderEliminar
  8. ahh, sole, yo no tuve UN momento Kevin, ¡mi vida era la de Kevin! (aunque no tenía de amigo a Marylin Manson...)
    tooooda mi infancia vi y sufrí como mis amigos mas pudientes tenían toda las chucherías que a mi me hubiera gustado tener...


    (me voy a llorar a mi cuarto y vuelvo)

    ResponderEliminar
  9. Creaturex!!!

    Nooooo!! Se me pianta un lagrimón! Seguro que ahora todos sus amiguitos envidian la genialidad de sus post, porque ud es brillante (sepalo) y eso no se compra!!!

    Besos, miles!!

    ResponderEliminar
  10. Agustín!!
    Releo su comentario y creo que sus padres, más allá de ser los causantes de que ese avioncito no vuele, le han dado una lección elemental al no ir a comprar los materiales a "ese negocio". Así que, en este caso, más que ser los culpables de nuestras vergüenzas más vergonzosas, fueron los responsables de una lección que da orgullo, aunque ud, haya podido comprenderla años más tardes y haberlos querido matar cuando el avioncito no voló.

    Besos!

    ResponderEliminar
  11. OK, creo que este post (aun siendo refrito), no me puede haber gustado más.........
    Mi recuerdo "mas Kevin" fue que yo quería una gomera, y mi viejo fue a la forja donde laburaba directamente, e hizo una de un hierro directamente y me dió un tarro de municiones de alumnio, cuando la probó lo hizo contra nuestro ford falcon y lo abolló, yo quedé boquiabierto, creo que de ahi mi predilección por "irme al carajo". Ese es el 1ero que se me vino a la mente.
    Un saludo Solum, sigote!

    ResponderEliminar
  12. Juanimon!! Bienvenido!!

    Jajaja, qué buen "momento Kevin"!!
    Municiones de aluminio?? Pobre auto!! jajaja.

    Saludos y gracias por pasar!!!

    ResponderEliminar
  13. Amaba esa serie! Hace poco me bajé unos cuantos capítulos y realmente, era bastante oscura. No sé por qué me gustaba tanto de chiquita.
    Creo que la mayoría tuvo su momento Kevin...pero está bueno, te hace apreciar más las cosas, no?
    Saludos!!

    ResponderEliminar
  14. Hola, Disenchanted!!

    Sí, estoy segura que todos tuvieron un momento Kevin.
    Yo creo, como puse en el texto, que la serie gustaba justamente por eso, porque nos podíamos identificar en sus errores, en sus metidas de pata, en los retos de sus padres o en lo incomprendido que, a veces, se sentía en el mundo.
    Pero la recuerdo como una serie tierna y más realista que 90210 (a no ser que fueras millonario, entonces, ahí sí, quizás te sentirías más identificado con los chicos de Beverly).

    Besos!!

    ResponderEliminar
  15. Mirá bella, ni te cuento mis momentos kevin, porque lloramos todos!!!! jja
    Pero sí uno de mis recuerdos al respecto es que mi vieja tenía momentos en los que era re extrovertida y se la pasaba hablando con todo el mundo y a mi me daba tanta verguenza! Y a la vez, mi viejo es un osco y ni saludaba siquiera a nadie y me daba tanta verguenza! jjaa
    Mai GOD! Padres!!!!!!!!!!!! El objeto de nuestras desgracias! jja
    Besos y pasala mas que super hoy, Sole!
    Muchas muchas gracias por tu bello comentario en mi blog!

    ResponderEliminar
  16. Lilus!!
    Te extrañaba por acá!!
    De nada, escribí lo que sentí!
    Qué empieces divinamente tu 2010!!
    Besotes, reina!

    ResponderEliminar