Murió Mario Benedetti y se me colmó el cuerpo de tristeza. Ni bien me llegó la noticia, me acordé de mi infanto-adolescencia.
A los trece, yo intentaba sacar (vanamente) algún poema potable, digno de ser leído. Me la pasaba escribiendo en un cuadernito poemas híper cursis con los que atormentaba a mi madre. Ella, por suerte (y por madre), me los festejaba.
Pero, lo cierto es que, me frustraba inmensamente tratando de lograr, al menos, un poema parecido a "Rostro de vos" y/o “Corazón coraza". Este último me lo sabía de memoria; aparte de tenerlo transcrito en una libretita donde seleccionaba poemas de autores que iba leyendo como Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Benedetti, Neruda, García Lorca, etc. Los adoraba.
A los catorce o quince, leí “La borra del café” y me enamoré. Me encantó la dulzura de la novela, y esos estallidos de realismo mágico! Y luego, le llegó el turno a “Andamios” y “La Tregua”.
Más tarde, la curiosidad me llevó por otros rumbos. Pero lo que leí, en el momento preciso en que fué leído, me alcanzó para querer a este autor y recordarlo con inmensa ternura. Esa ternura con la que siempre se recuerda el primer amor.
En fin… en un humilde homenaje a Mario, voy a dejar transcrito en mi blog “Corazón coraza” y “Rostro de vos”; esos poemas que tanta mella hicieron en mi infancia.
Hasta siempre Mario!
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
Rostro de vos
Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.
Sin temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición.
Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada.
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