viernes, 1 de mayo de 2009

Exhibicionismo Cibernético

Tenía unos dieciocho años y mi terapeuta se encontraba un poco perpleja ante la idea de que me hubiese topado con tantos exhibicionistas a lo largo de mi, para ese entonces, corta existencia.

Recuerdo el primer incidente en que un exhibicionista irrumpió en mi vida. Yo tenía unos quince años y con mis compañeras del colegio habíamos ido a festejar el día del amigo a los bosques de Palermo. Éramos como ocho y habíamos planeado alquilar unos biciscafos para pasear por los lagos. El sol en el cielo protagonizaba sin contar con ninguna nube que le hiciese de extra. Las quinceañeras pedaleábamos sonrientes, mientras comíamos algunos de esos copos de azúcar que se consiguen en los puestitos de los alrededores.
Ahí estaba yo, respirando aire fresco y sin mucho de qué preocuparme hasta que, pasando por una curva, miré a un costado y mi sonrisa quedó, instantáneamente, congelada. Me había topado con una imagen que, definitivamente, no encajaba en el resto del paisaje: recostado sobre una palmera, sentado en el pasto, un tipo de camisa hawaiana me miraba realizando gestos libidinosos con su boca: sacaba su lengua, la enroscaba, la sacudía, la guardaba y la volvía a sacar, mientras se hacía una paja a dos manos. "¡Un verdadero asco!" -pensé yo-.

Una vez superado el golpe violento de ese cuadro desagradable, comencé a gritar. Mis amigas, que seguían parloteando ajenas al asunto, me preguntaron porqué chillaba. Yo respondí asombrada: “pero…no vieron eso?! No lo vieron al tipo, ahí contra la palmera que pasamos recién, haciéndose una paja?!”. No sólo no lo habían notado, sino que tampoco se mostraron muy perturbadas por mis comentarios, por lo que me callé y traté de seguir disfrutando del paseo.

Ese sería el primero de una seguidilla de exhibicionistas que se cruzarían en mi camino. Estaba de racha: me los cruzaba arriba del bondi, en el Jardín Botánico, en la entrada del edificio donde pasaba mis vacaciones en Mar del Plata, arriba de los autos y el último, en una parada de colectivo por San Telmo al salir de una fiesta a las cuatro de la mañana.

Por algún motivo mi psicóloga (los psicólogos siempre tienden a escarbar acerca de cuánto hay de nosotros mismos en cada cosa que nos pasa) me quería responsabilizar por lo sucedido, como si yo anduviera por la vida mirando braguetas! Para mí, estaba claro que se trataba de alguna nube negra siguiéndome, mala suerte. Quizás, la explicación se hallaba en el hecho de que las niñas-adolescentes generan (creo yo) una excitación extra en estos pervertidos, ese morbo por corromper la inocencia, vaya uno a saber... De hecho, cumplido mis diecinueve jamás me volví a topar con ningún hombre tan orgulloso de su sexo al punto de querer compartirlo con el resto de la humanidad, y no es que crea que se hayan extinguido.

Hacía mucho que no me preocupaba por esta calaña de individuos hasta ayer; cuando mi prima, de dieciséis años, me contó cómo luego de haber agregado a un chico que no conocía al msn, quedó traumatizada. El sujeto le pidió autorización para una invitación de webcam, a la que ella aceptó. Inmediatamente, la cámara sólo mostraba las partes íntimas del muchacho en cuestión. Éste se zarandeaba de un lado al otro, se meneaba orgulloso de lo que mostraba o provocaba, protegido en el anonimato del chat. Era exhibicionismo de vanguardia!!

El intruso dentro del monitor, nos estaba mostrando cómo las nuevas tecnologías nos modifican en nuestras conductas, en nuestros lenguajes y este chico sin ser la excepción, nos daba una clase de exhibicionismo cibernético. El resultado de esto fue una puteada de mi prima: “aaa...qué lindo papi! ¡Porqué no te vas un poquito a la mierda!". Y lo borró del Messenger.

Evidentemente, no sólo no se extinguieron sino que ahora, vienen informatizados.

2 comentarios:

  1. ¡Nooooooooo!

    No sos la única. El último que me topé fue hace poco menos de un año. Paró un auto, me preguntó una calle y cuando lo miré para decirle algo, se estaba pajeando.

    ¡Qué hijo de remil puta!

    Ahora voy con tijera en mano. Un día me va a enganchar uno de muy mal humor y voy a terminar saliendo en las noticias.

    Gracias por tu mensaje en el Blog de Lulet.
    Sos más que bienvenida.

    ¡Besos!

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  2. Lulet!!!
    Jajaja, cómo me hiciste reír!!
    Sip, será cuestión de salir en las noticias y terminar protagonizando un capítulo de "Mujeres asesinas" ;)
    Beso y gracias por pasar!!!
    Sole

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